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La EPUC en tiempos del Coronavirus

ENTREVISTA A MARÍA TERESA SEPÚLVEDA


Parte del personal que más años trabaja en nuestra Escuela, María Teresa Sepúlveda Mora, también conocida como Tere, ha dedicado poco más de 25 años de su vida a esta institución, decisión de la que afirma no se arrepiente, ya que “me gusta la UC en general, es un buen lugar de trabajo, con un ambiente grato, donde tienes acceso a muchos beneficios y donde he tenido la suerte de tener muy buenos jefes”.
 

Dedicada al secretariado, realizó su práctica en el Ministerio de Vivienda. Después trabajó en la  Fábrica de cuadernos Mistral, la Municipalidad de Quinta Normal, la Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales, para llegar a la UC a través de un concurso para un reemplazo  en el Departamento de Probabilidad y Estadística de la Facultad de Matemáticas, donde ingresó a trabajar en mayo de 1987. A meses de este trabajo, el 13 de octubre de ese año, llega a la Escuela de Psicología, también por concurso.

 

“Cuando llegué, ocupé el cargo de Jéssica Coello, en ese tiempo se llamaba Secretaria de los Departamentos de Psicología Clínica y Psicología Educacional. Estuve en ese puesto alrededor de un año, con contrato renovable mes a mes y, luego, pasé a ser Secretaria de Dirección. Durante ese periodo, también reemplacé a la Secretaria del Decano de la Facultad de Ciencias Sociales por un breve lapso. En ese tiempo no existían las áreas académicas que hay hoy, estaban sólo los departamentos de Psicología Básica, Clínica, Laboral/Organizacional y Educacional, y uno tenía que hacer de todo un poco porque éramos muy pocos administrativos. Por ejemplo, fui la primera secretaria de la Revista Psykhe, me tocaba hacer trabajos que tenían que ver con proyectos de investigación,  de publicaciones, del único postítulo existente en la época, de los inicios del magíster, de finanzas, de contratos, vacaciones, eventos, celebraciones, etc. Posteriormente, se crearon otros puestos de trabajo que se encargaron de eso”, comenta María Teresa.
 
De esa época, recuerda de manera anecdótica que la Escuela era sólo un pasillo largo que parecía un tren que estaba dividida entre el sector de la alfombra y el del fléxit, dónde había una sala de computación con un solo computador y, para usarlo, había que pedir hora anotándose en una lista lugar al que había que llevar un diskette para guardar el trabajo realizado. Eran los tiempos en que se ocupaba el mimeógrafo y que los apuntes para los alumnos, pruebas y exámenes se copiaban en esténcil, lo que declara era muchísimo trabajo.
 
Junto a generaciones de psicólogos
 
En todos los años en esta Escuela María Teresa ha visto pasar a muchas generaciones, alumnos que han sido y son profesores, directores de la Escuela y otras autoridades de la Universidad.
 
De Roberto González, quien es actualmente Vicerrector Académico de la UC, recuerda que “cuando fue alumno, le dije que iba a ser Director, porque uno nota cuando alguien trae algo especial. En esa oportunidad se rió, pero cuando fue Director, se lo recordé y ahora, es Vicerrector Académico”.
También menciona con cariño a muchos de sus jefes, entre otros a: “Jorge Manzi, Jorge Gissi, Franco Simonetti, Ricardo Rosas, Roberto González,  Antonio Mladinic, Valeria Ramírez (como Secretaria Académica) y a Judith Scharager (en la Subdirección de Pregrado). Con todos siempre la relación ha sido muy buena y se ha generado un ambiente muy familiar”.
 
Aunque no fue su jefe directo, destaca como una figura importante en la Escuela, al Padre Juan de Castro; de quien lleva el nombre nuestro auditorio. “Lo mejor que tenía era su gran valor humano, la preocupación por la gente. Aún estando enfermo de cáncer, se preocupó de venir personalmente a saludarnos y de acompañarnos en momentos importantes, en mi caso, cuando falleció mi madre”.
 
Estabilidad y familiaridad
 
Entre las cosas que más destaca María Teresa de este trabajo, es la estabilidad laboral y la familiaridad con que se convive en el día a día. “Como equipo de trabajo, tenemos en general una buena convivencia, hemos compartido muchas cosas juntos. Hemos pasado por crisis y momentos tristes, como el año pasado con el accidente de Antonio, pero también, por muchos momentos felices, como el hecho de que se haya recuperado y podamos verlo bien. Y en lo personal, me gusta quedarme con las cosas positivas, con la parte del vaso medio lleno”.
 
Recuerda con cariño todos los paseos e instancias para compartir, dice que han sido importantes para conocerse y generar esa familiaridad. “De hecho, la idea del paseo fue mía. En una fiesta de fin de año, mientras Jorge Manzi era Director, estuvo haciendo un discurso de los acontecimientos ocurridos en el año, en el que mencionó la fecha en que los profesores irían a las jornadas anuales en Marbella, en ese momento, yo dije en la mesa en que estábamos todos los funcionarios administrativos,  si ellos se van a Marbella y no va a haber profesores en la Escuela ese día, ¿por qué nosotros no nos vamos a la playa de paseo?.  Todo esto provocó una ruidosa y alegre acogida de parte de mis compañeros, por lo que se acercó Ricardo Rosas preguntando qué pasaba que hay tanto desorden y, ahí, le contamos que se me había ocurrido esa idea. Él dijo: yo le voy a preguntar al jefe y, al rato después, llegó de vuelta con la respuesta de que estaba aprobado el paseo, lo que festejamos muchísimo más”.
 
Esta instancia, junto a otros tantos momentos de alegrías juntos son los importantes de rescatar para María Teresa. “Ojala pudiésemos mantener siempre ese espíritu de familiaridad, de un lugar grato para trabajar y la buena disposición para hacerlo, para que sigamos creciendo como Escuela”, es el mensaje que trasmite a toda la comunidad.