La iniciativa, que busca promover el sentimiento de respeto y valoración al interior de la institución, se enmarca dentro de los compromisos de Alta Dirección Pública (ADP) de la Superintendencia. El uso de la empatía, la comunicación efectiva, la resolución no violenta de conflictos, y el adecuado uso de la jerarquía y el poder en las relaciones, son algunos de los aspectos que desarrollará el programa durante tres años de trabajo.
“Asentar el buen trato en nuestra cultura”. Con este objetivo en mente el superintendente de Servicios Sanitarios, Jorge Rivas Chaparro, celebró el Convenio suscrito por su institución con el Centro de Estudios y Promoción del Buen Trato UC. La iniciativa, que desarrollará un trabajo durante tres años, busca fomentar espacios de sana convivencia, promoviendo la cultura del respecto y la valoración del otro.
“Queremos que esto se internalice y sea algo espontáneo al interior de la Superintendencia. Por ello hemos celebrado este acuerdo. Estoy absolutamente convencido de la importancia de contar con una mirada neutra, profunda, y por supuesto, especialista, en este tema. Una colaboración que nos permitirá permear con estos valores a toda la institución. Juntos vamos a poder construir un espacio de mejor convivencia que nos fortalecerá y nos permitirá enfrentar, de mejor manera, los desafíos que tenemos a futuro”, dijo el superintendente en la ceremonia virtual que cerró el acuerdo.
Un convenio de trabajo que se enmarca dentro de los compromisos de Alta Dirección Pública (ADP), que también fue valorado por la decana de la Facultad de Ciencias Sociales UC, Mariane Krause. “Desde la psicología sabemos que el buen trato y la salud mental son dos dimensiones que están completamente ligadas. El buen trato influye en vínculos humanos seguros. Y los vínculos humanos seguros son el sustrato para el bienestar psicológico durante toda la vida”.
En ese sentido, la decana y académica de nuestra Escuela destacó la preocupación de la Superintendencia por cuidar las relaciones en el ambiente de trabajo, sobre todo considerando el contexto de pandemia que ha amenazado los vínculos interpersonales. “Es en nuestros trabajo donde dedicamos la mayor cantidad de horas del día. Por ello debemos trabajar las buenas prácticas en los ambientes laborales, porque son justamente estos ambientes los que nos ayudarán a reconstruir los vínculos que se han visto perjudicados”.
Un convenio que, a juicio de la decana, entrega una importante señal desde la Superintendencia. Institución que ha mostrado una constante preocupación respecto al tema de la salud mental. Un proyecto que implica dimensiones de intervención, de investigación, y también la posibilidad de generar publicaciones en común y sistematizar los conocimientos. “Como Facultad de Ciencias Sociales nos enorgullecemos profundamente con iniciativas como esta. Nos gusta en particular la alianza virtuosa con otros sectores, en este caso entre universidad y Estado. Pensamos que así logramos una de las cosas que más nos importan… Que los conocimientos que generamos al interior de la Universidad lleguen a la ciudadanía y que redunden en mejoras a la calidad de vida. Así que les deseo todo el éxito del mundo”.
La comunicación como clave
Esta no es la primera vez que el Centro de Estudios y Promoción del Buen Trato realiza una alianza de trabajo con instituciones estatales. Desde hace años que el programa que pertenece a nuestra Escuela ha desarrollado intervenciones en que han permitido mejorar la calidad de vida laboral, promover estilos de vida saludables y relaciones de convivencia armónica en distintos organismos públicos.
Sin embargo, para Ana María Arón, directora del Programa, este convenio es especialmente importante, porque se trata de un requerimiento que surge de manera preventiva. “Nos ha tocado mucho trabajar con instituciones públicas, pero siempre apagando incendios, cuando hay una crisis, cuando hay una denuncia. Esta es la primera vez que hacemos un convenio que va más allá y busca promover un cambio en la cultura organizacional”.
Para la destacada académica una de las claves es recuperar la capacidad de conversar, y eso implica dejar espacios para reconstruir las confianzas, para poder decir qué es lo que nos molesta de los otros y cómo nos gustaría que se solucionaran los temas. Aprender a registrar los malestares, darnos cuenta de qué cosas nos molestan y qué les molesta a los otros. “Y cuando pensamos en mejorar los niveles de bienestar, no es solo por un tema humanitario, también es porque está demostrado que los climas laborales que promueven el bienestar son más productivos”, afirmó.
Texto: Andrea Fuentes, periodista Escuela de Psicología UC.