Apoyar al Ministerio en el análisis y revisión de las políticas públicas del sector será una de las principales tareas del organismo que integra la académica de nuestra Escuela. El Consejo, que es presidido por Andrés Couve, ministro de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, está conformado por ocho miembros, entre los que se encuentran profesionales y destacados especialistas provenientes de diversas áreas del conocimiento.

Una vez más la profesora de la Escuela de Psicología UC, Mariane Krause, fue invitada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, a aportar su experiencia, como una de las académicas e investigadoras más destacadas en el área de las ciencias sociales a nivel nacional. La docente, que a lo largo de su carrera se ha esforzado por visibilizar la problemática de la salud mental en nuestra sociedad, fue nombrada como integrante del Consejo Asesor Ministerial de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación.

Junto a siete integrantes provenientes de diversas áreas del conocimiento, quien fuera presidenta del Consejo de Conicyt, tendrá el rol de asesorar y apoyar al ministro Andrés Couve, en el análisis y revisión periódica de las políticas públicas del sector, en la conformación de los comités técnicos que apoyan los procesos concursales, y en las políticas e instrumentos de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID). Un reconocimiento más para una destacada trayectoria, que fue recibido con alegría por la académica e investigadora Midap, quien valoró la diversidad de profesionales que integran el organismo, así como la igualdad de hombres y mujeres. “Aún hay mucho espacio para crecer en participación femenina hasta que logremos la anhelada equidad de género en todas las áreas de la ciencia. En particular, en el Consejo Asesor del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación se tuvo en cuenta la paridad de género, ya que la mitad de las consejeras somos mujeres. También me alegra que con mi participación estén representadas las ciencias sociales. El Consejo, reúne a ocho especialistas de diversas áreas del conocimiento, incluyendo a personas del mundo académico, del área de la vinculación y divulgación científica, de las ciencias sociales, las humanidades, las ciencias naturales, las ciencias exactas, y la innovación”.

– ¿Hacia dónde va la política de investigación en Chile y cuáles son los principales desafíos y oportunidades para las ciencias sociales?

Acaba de ser publicada en el diario oficial, el Martes 27 de Octubre de 2020, la Política Nacional de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación. Está política establece cuatro ejes de acción, que son los que fijan el norte para el desarrollo de la ciencia en Chile. Estos ejes son: vinculación con la sociedad; futuro; fortalecimiento del ecosistema de ciencia, tecnología, conocimiento e innovación; y capacidades institucionales. La política incluye principios orientadores que son: excelencia y capacidad de adaptación, asociatividad, apertura y transparencia, y compromiso ético.

El objetivo general de la política es: “orientar estratégicamente los esfuerzos del país, comprendiendo y utilizando la investigación en todas las disciplinas, la tecnología y la innovación, para contribuir al desarrollo sostenible integral de Chile” (citado del Diario Oficial). Por lo tanto, hay un claro compromiso con el desarrollo del país, lo que también interpela en forma muy particular a las ciencias sociales, ya que Chile tiene una importante deuda con la ciudadanía en cuanto a equidad en el acceso a bienes materiales y culturales. Estos problemas quedaron en evidencia con el estallido social del año pasado, y también fueron visibilizados en forma elocuente a través de la pandemia. Esto, además de los desafíos implicados ahora en el proceso de creación de la Nueva Constitución, llama a la participación de las ciencias sociales.

Lo que es muy interesante también en la nueva Política de Ciencia de Chile, es que se le da gran relevancia al tema de la vinculación del quehacer científico con el resto de la sociedad. Por lo tanto, lo que se anhela es una ciencia muy cercana a la ciudadanía. Por otra parte, se visualiza la ciencia muy relacionada con otros ámbitos del quehacer nacional, lo que lleva en la práctica a una relación muy estrecha del Ministerio de Ciencia con otros ministerios.

– Con esta pandemia, y considerando los altos índices de ansiedad y depresión del país, la salud mental es otro tema que preocupa. ¿Cuáles son las principales áreas de investigación que hay que desarrollar en esta materia?

Requerimos usar los conocimientos que los estudios sobre salud mental en el país nos han entregado. Todos los estudios realizados en los últimos años muestran que no sólo tenemos altos índices de ansiedad y depresión en el país, sino también que estos índices se concentran en los sectores de menores ingresos y, en particular, en las mujeres de menores ingresos, como es el caso de la depresión. Evidentemente se requiere profundizar la investigación sobre las variables mediadoras entre la situación socioeconómica y los problemas de salud mental, pero sabemos lo suficiente con la información que tenemos en estos momentos, para poder actuar en términos preventivos sobre las condiciones de estrés y la baja calidad de vida que tienen las personas en tal situación, que dicen relación con sus problemas de salud mental. Esto es un deber ético para todos los chilenos, y debe quedar plasmado en las políticas de desarrollo social y también en las de salud. Por otra parte, necesitamos más investigación sobre efectividad de los tratamientos para las personas que ya padecen de estos síntomas y trastornos, lo que nos lleva nuevamente a las políticas de salud, ya que también se requiere de recursos para implementar dichos tratamientos.

– Con el cierre de las fronteras en el peak de la pandemia, la necesidad de ser productores de ciencia y tecnología se hizo aún más notoria. ¿Cómo se enfrenta este desafío de cara a un futuro en que probablemente este tipo de crisis sanitarias se volverá a repetir?

La crisis sanitaria por supuesto generó dificultades para la ejecución de la investigación, porque una buena parte requiere de contacto presencial, o bien del uso de instrumentos de laboratorio, o investigación en terreno. Pero también es verdad que la crisis sanitaria impulsó el mayor uso de tecnologías, implicando un salto en el desarrollo, sobre todo de las tecnologías de comunicación e información. Con este avance quedamos mejor preparados si fuéramos a tener una nueva crisis sanitaria de tal envergadura, porque estamos mejor capacitados para seguir comunicándonos, tanto a nivel nacional como internacional.

– Un aspecto que usted ha relevado en otras oportunidades es la necesidad de que la ciencia ocupe un lugar de importancia en la sociedad chilena. ¿Cómo se puede ir avanzando en esta materia y cuál es el rol que debe cumplir el mundo de la academia?

La academia, aparte de su rol en términos educativos y de investigación, debe fortalecer su vínculo con el resto de la sociedad. Esto implica maximizar los esfuerzos para llevar los conocimientos a la ciudadanía y la cultura, en general. A la vez, también necesitamos interactuar más decididamente con el mundo de la industria, para que éste se comprometa con el quehacer científico, tanto en términos del uso del conocimiento que generamos, como también en términos de aporte de recursos. Por otra parte, tenemos que maximizar nuestros esfuerzos para vincularnos con la política pública, para que nuestros conocimientos se puedan transformar en acción, y así efectivamente impactar el desarrollo del país.

Texto: Andrea Fuentes Uribe, Periodista Subdirección de Extensión y Comunicaciones EPUC.