La directora del Centro de Estudios y Promoción del Buen Trato, y académica de nuestra Escuela, se refirió a las cifras entregadas por el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género como invitada en el programa Vía Pública de TVN.
Pese a la preocupación de autoridades y civiles, la violencia contra la mujer sigue cobrando víctimas en nuestro país. Así lo revelaron las cifras entregadas recientemente por el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, donde se da cuenta de un aumento importante respecto a las víctimas de este delito.
Si el 2016 se registraron 34 femicidios, el 2017 esa cifra llegó a 41. Estadísticas oficiales que encienden las alarmas, pero que aún están lejos de la contabilización que llevan algunas organizaciones como la ‘Red Chilena Contra la Violencia hacia las Mujeres’, quienes hablan de 65 muertes.
Un escenario que fue analizado por la profesora de nuestra Escuela, Ana María Arón, quien fue invitada al programa Vía Pública de TVN junto a Lorena Astudillo, abogada y Vocera de la ‘Red Contra la Violencia Hacia la Mujer’, Claudia Dides, Directora ejecutiva de la Corporación Miles, y Claudia Arellano, Académica de la Universidad Mayor.
El origen del maltrato
La necesidad de una definición más amplia a la hora de hablar de violencia contra la mujer fue uno de los aspectos en el que coincidieron las expertas, y el cual señalaron como fundamental si se quiere avanzar en lo que respecta a la violencia de género. “La verdad es que nuestra legislación contempla a la mujer solo en un espacio único posible. Se nos concibe a las mujeres en relaciones de pareja y pareciera que en los otros espacios no somos agredidas. Ésa es la idea que tiene la legislación chilena. Por tanto, aquellos femicidios cometidos por hombres contra mujeres en relaciones que no son formales, hoy no son considerados en Chile como femicidios. Entonces esa cifra bastante parcializada”, dijo la abogada Lorena Astudillo.
Una visión crítica respecto a la legislación que la profesora de nuestra Escuela no sólo compartió, sino que también quiso profundizar. “Yo creo que esto de no incluir estos tipos de femicidios dentro de las cifras habla de la manera que tenemos en nuestro país de pensar sobre las mujeres. Todo eso tiene que ver con ciertas creencias que están profundamente arraigadas en nuestra sociedad. Entonces esto cedbiera hacernos reflexionar, porque hablamos de los femicidios sólo cuando matan a una mujer, y eso no es suficiente. Tenemos que empezar a hablar antes... La muerte de una mujer es la culminación de una serie de agresiones que empiezan muchísimo antes. El crimen, el femicidio en sí, es el punto final. La violencia parte con control, con robarle la cabeza a una mujer desde niña”, dijo.
Asimismo, Ana María Aron puso énfasis a estar atentos a actitudes que pueden anticipar agresiones. “Es importante que las mujeres registren y que puedan reconocer algunas señales de cuando empieza la fractura; que es mucho antes de que se desate la violencia física. Es cuando, por ejemplo, el agresor empieza a aislar. Cuando le empieza a decir que sus amigas no sirven, que su familia es una mala influencia… Ése es un primer paso de control que tiene que registrarlo. Es esencial, porque se trata de acciones de sometimiento y de control hacia la mujer”.
Finalmente, la experta también destacó la relevancia de reconocerse como víctima. “Por lo menos en terapia, cuando estás trabajando con una mujer abusada o violentada, es muy importante que en algún momento ella entienda que es víctima. El empoderamiento es importante, pero el sobre-empoderamiento también puede ser peligroso. Cuando nosotros sobre-fortalecemos a la mujer, sin darle las herramientas y sin tener instituciones que la puedan ayudar, la ponemos en riesgo”, afirmó.