Dariela Sharim y Roberto González, expusieron sobre el individualismo, la importancia de lo social y colectivo para enfrentar la crisis actual, y como se articulan con la incertidumbre y la amenaza con la que estamos conviviendo producto de la pandemia.
Los docentes de nuestra Escuela, Dariela Sharim y Roberto González, fueron invitados a la décima versión del Congreso Futuro titulado “Habitar la Incertidumbre”. Éste es considerado el evento más importante de divulgación científica a nivel nacional y contó con la participación de destacados expertos nacionales e internacionales.
En la ocasión, Roberto González expuso en el panel “Lo que revelan las crisis” junto a Teresa Valdés, socióloga, coordinadora del Observatorio de Género y Equidad; Stefano Zamagni, profesor de Economía Política en la Universidad de Bolonia y en la John Hopkins University; y Diego Armu, Doctor en Historia de la Universidad de California. En su presentación el académico analizó las consecuencias que han producido la incertidumbre y la amenaza en la conducta individual y social en el marco de los cambios sociales y la pandemia que hemos vivido en Chile.
“La incertidumbre forma parte de nuestra vida cotidiana, y por tanto, entender cómo opera nos permite comprender muchas de las conductas que hemos observado en este período. Por ejemplo, percibir ciertas situaciones como amenazantes se explica en parte por el exceso de información y la sobrecarga cognitiva que ella produce; se asocia a reacciones emocionales como el temor frente a lo desconocido o la incertidumbre. Estos procesos psicológicos subyacen a muchos de los conflictos humanos que hemos observado tanto en el plano individual como colectivo”, comentó González.
El experto, quien también es director alterno del Centro de Medición MIDE UC e investigador asociado del Centro de Estudios y Cohesión Social UC (COES) y del Centro Interdisciplinario de Estudios Interculturales e Indígenas UC (CIIR), profundizó en el impacto negativo que ha generado la pandemia en la salud mental de la población. Así, se ha constatado un aumento sustantivo de los síntomas de stress, ansiedad y la depresión, generando agobio en las personas. “Eso significa que hay que tener conciencia y entender que muchas personas que han estado expuestas a estas condiciones están viviendo situaciones que requieren del apoyo, la compañía y el trabajo de profesionales especializados, pero también de la red social cercana, de los familiares, los amigos y de la comunidad. Es necesario entender que esta crisis, solo será superada cuando comprendamos que las consecuencias y formas de abordarla no solo dependen de lo que podamos hacer a nivel individual, sino que también a nivel colectivo”.
La importancia de lo social y lo colectivo
La importancia de lo colectivo también fue relevada por la académica Dariela Sharim, quien participó en el panel de conversación “Reinventar nuestro día” junto a Aïcha Messina, Directora del Instituto de Filosofía de la Universidad Diego Portales, y Paul Vöhringer, profesor asociado de la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Chile.
“Como toda experiencia crítica, la pandemia ha develado aspectos que ya estaban allí, como es el fenómeno del individualismo, en tanto pérdida de la noción de estar en comunidad (…) Si hay algo positivo de lo que nos ha pasado es que estamos poniendo sobre la mesa en términos reflexivos esta pérdida del registro de lo colectivo. La lógica del “sálvese solo”, es una lógica que ha imperado y ha pasado a ser algo muy natural en el sentido de muy invisible”, señaló la experta.
Sharim, quien también es investigadora asociada del Centro de Estudios y Cohesión Social UC (COES) y directora del Laboratorio de Subjetividad y Cambio Social (LISCS), expuso que este individualismo es expresivo de la internalización de una sociedad donde las lógicas del éxito, del control y del dominio son las que priman. “Desde la escuela te dijeron que el que vale es el que saca mejor nota, el que resalta más, poco estímulo del trabajo en equipo, de los procesos, sino de los resultados, esto tiene que ver con cómo se estructura la política social que es clave para instalar experiencias de que uno no es solo en la vida, que uno es parte de un colectivo”, reflexionó.
Lo anterior se asocia a los comportamientos que han sido noticia en las últimas semanas de poco cuidado y respeto a las normas sanitarias y que en el fondo, explicó Sharim, tienen que ver con un problema de control, un mecanismo de negación de nuestros propios aspectos vulnerables que nos hacen desconsiderar el efecto que tienen nuestras conductas en los otros. “Esta necesidad a propósito del control, de tener como arrinconado a los aspectos más frágiles, más expuestos al otro nos hace desconsiderar al otro precisamente (…) Uno ve las noticias y la gente dice son locos, son los jóvenes, pero en realidad somos todos en esta idea de que la vulnerabilidad tenemos que dominarla, somos todos en mayor o menor medida”.
Por otro lado, para González estas crisis, el estallido social y la pandemia, que han impactado en la conducta social y aumentando la sensación de amenaza, si bien han develado comportamientos reprochables, también conductas positivas que cree son importantes relevar, tales como la movilización por los cambios que vimos en el estallido social o la solidaridad y empatía que se ha surgido durante la pandemia a través de muchas campañas.
“La amenaza no solo conlleva reacciones vinculadas a la rabia o la agresión, también hemos visto como la empatía se ha transformado en un vehículo psicológico fundamental (…) La empatía está a la base de muchas de las conductas de solidaridad que hemos visto en el país, por ejemplo la enorme cantidad de campañas solidarias donde muchos chilenos y chilenas han estado ayudando a otros voluntariamente para contribuir al bienestar social. Esto habla de un concepto muy importante que es la interdependencia. Nosotros vivimos en la interdependencia, nuestra conducta influye en los otros y lo que otros hacen también influye en la propia. Por eso es muy importante entender que especialmente en situaciones de amenaza e incertidumbre el apoyo que podamos tener o brindar a otros es fundamental”, enfatizó.
Profundizando en la cohesión social
Para Roberto González, uno de los trabajos más importantes que se ha estado haciendo hoy en Chile es entender el problema que representa la cohesión social y como ha estado impactando en la manera en que abordamos esta crisis.
Para que exista cohesión social son necesarios tres grandes pilares: la calidad del vínculo, el sentido de pertenencia y el foco en el bien común. En el primero, explica, está por ejemplo la medida en que las personas contamos con las redes o vínculos sociales de apoyo y cuanto confiamos en otros. “Esto es uno de los aspectos críticos que ayuda a entender por qué las personas podemos aislarnos y pensar, por ejemplo, que mi conducta no tiene impacto en el otro”. En el segundo, entre otros aspectos, releva el sentido de identidad nacional, cómo sentimos que la situación actual afecta a toda nuestra comunidad, un país multicultural, y la confianza que depositamos en las instituciones, tales como el gobierno, el parlamento, el sistema de justicia, entre otras, que como sabemos, están seriamente cuestionadas. Y en el tercer pilar, el foco en el bien común, destacan entre otros aspectos las conductas de ayuda y la participación ciudadana.
“Requerimos que todos tengamos más conciencia que esto es un problema social y amplio que nos afecta a todos. De esta forma vamos a poder llegar a entender que nuestro rol en la sociedad va más allá de lo que nosotros como individuos podemos hacer en el plano individual. La participación cívica es justamente el espacio donde las comunidades, con toda su diversidad de pensamientos, puede ayudar a promoverlo”, comentó el experto.
Conviviendo con la incertidumbre y la vulnerabilidad
Para Sharim la incertidumbre no es exclusiva de la crisis social o pandemia, sino que algo que acompaña al ser humano constantemente, resaltando la importancia de su existencia. “Uno necesita ciertas certezas efectivamente para circular y tener rutinas y estabilidad, pero no solo de certezas esta hecho el mundo y menos los vínculos, porque si no nos abrimos a las incertidumbres no damos espacio a la aparición de lo nuevo y diferente, que yo creo que es un punto central en esto. Tenemos terror a lo diferente, asociándolo a lo peligroso”, comentó.
En este sentido, enfatizó la experta, debemos dejar de negar nuestra vulnerabilidad y asumir nuestra fragilidad, miedos y angustias. “Hay una cierta mirada sobre la salud mental que se asocia a no padecer nada, a la ausencia de enfermedad y creo que eso es muy peligroso. En un momento de crisis, de angustia como el que estamos experimentando, el que no padece es preocupante. Tenemos que padecer aunque nos haga vulnerables y en ese sentido compartir los padecimientos es una buena manera. Compartir tiene que ver con sostener los problemas, sostener las diferencias, porque en realidad los encuentros de personas enteras generan conflictos de por sí, entonces necesitamos estar abiertos a sostener la tensión que generan esos conflictos”.
Información Periodística: Gina Norambuena M., Comunicaciones EPUC.
Video de la presentación de Roberto González
Video de la presentación de Dariela Sharim