Como panelista en encuentro sobre salud mental organizado por ICARE, nuestra decana señaló que la sensación de incontrolabilidad es un factor a considerar en el aumento de los problemas psicológicos durante la pandemia, la cual además “ha puesto en evidencia lo ineludible de las determinantes sociales en la salud mental”.
La decana de la Facultad de Ciencias Sociales UC y académica de nuestra Escuela, Mariane Krause, fue parte del encuentro “Pandemia y Salud Mental”, instancia organizada por ICARE y en la que también expusieron Daniela Campos, Jefe Técnico de Riesgos Psicosociales de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) y ex alumna de nuestra Escuela, y Sergio Canals, Psiquiatra infantojuvenil y médico cirujano.
En su exposición, titulada “Efectos de la Pandemia por COVID-19 sobre la Salud Mental”, mostró resultados de diversos estudios que aportan información sobre las causas del deterioro en la salud mental durante los últimos años, cuáles son los síntomas y principales preocupaciones de las personas e identificó a los grupos de mayor riesgo en nuestro país.
“La mayoría de la gente se siente preocupada, con ansiedad, con angustia, problemas para dormir, inquietud y miedo. Pero ¿qué hay detrás?, ¿por qué se producen?, desde un punto de vista psicológico existen 5 elementos: porque estamos frente a una amenaza externa; porque estamos por largo tiempo en una situación de confinamiento, que implica necesariamente una disminución de los contactos; porque vivimos una sobrecarga, en relación al teletrabajo y muchas otras; y todo esto sobre un piso de algo bastante complicado en psicología, que es la sensación de incontrabilidad”, señaló la experta.
Pero no es sólo el factor pandemia lo que provoca estas emociones, indicó nuestra decana, también el temor a una recesión económica, al cambio climático. “Tenemos como olas de tsunamis, la ola de tsunami de la pandemia, de la recesión económica que viene con la pandemia, del cambio climático y qué podemos hacer frente a esto: Bueno, ‘asegúrate de lavarte las manos y todo va a estar bien’, o sea es una situación muy incontrolable, en que casi nada depende de nosotros, eso es un caldo de cultivo para problemas psicológicos”.
Uno de los principales trastornos psicológicos en Chile, que se ha visto exacerbado con la pandemia, es la depresión. En ello, señala Krause, coinciden importantes investigaciones, como el estudio longitudinal ELSOC-COES, el cual en base a “tres levantamientos de datos (2016, 2017, 2018), nos muestra que hay un aumento a lo largo de los años sobre todo en depresión, sobre todo en depresión moderada, y esto en prepandemia”.
Por otra parte, indicó la experta, la Encuesta Bicentenario, mostró que durante la pandemia, el 15% de los consultados han tenido problemas de salud mental, lo que sube hasta un 21% en el caso de mujeres. En tanto, resultados del Termómetro de la Salud Mental en Chile, estudio realizado por nuestra Universidad y la ACHS, y que lideró nuestra decana, muestra que las personas se han sentido bastante menos felices o deprimidas durante el tiempo de la pandemia, más todavía en cuarentena.
Sin embargo, destaca Krause, hay un dato positivo, que muestra el estudio sobre depresión en pandemia de nuestro académico Alex Behn, y es que la sintomatología va bajando. “Dentro de todo somos resilientes los chilenos, nos vamos adaptando a las situaciones”, opinó.
Grupos de riesgo y condiciones sociales
Para nuestra decana la pandemia “ha puesto en evidencia lo ineludible de las determinantes sociales en la salud mental”, la que a su vez ha evidenciado las inequidades sociales. “Si bien la pandemia nos afecta a todos, nos afecta de maneras muy distintas”, enfatizó, señalando entre los grupos de mayor riesgo a: profesionales de la salud; niños; jóvenes; mujeres; pobres; migrantes y personas con trastornos psicológicos.
El primer grupo que krause identificó son los profesionales de la salud, que indicó están en riesgo debido a la sobrecarga laboral; a las situaciones traumáticas y muerte a las que están expuestos; y las condiciones hospitalarias, muchas veces precarias. Pero además “porque tienen que contener a otros, a los familiares, por ejemplo, de personas que han fallecido, porque ellos mismos están altamente expuestos al contagio y porque muchas veces optan por aislarse de sus familias para contagiarlos”, comentó.
Otro grupo, que indicó está invisibilizado, son los niños y niñas, quienes “están viviendo la sobrecarga de los padres, a veces exposición a conflictos y algunas a violencia, a un estancamiento en el aprendizaje escolar, a pesar de todos los inmensos esfuerzos que están haciendo tanto profesores como padres”.
También están los jóvenes, grupo etario con mayor sintomatología psicológica en Chile y el mundo. “Están en una etapa en que necesitan del contacto con los demás, tienen un proyecto vital en desarrollo, necesitan proyectarse y eso en una situación de incertidumbre es sumamente difícil”, afirmó la experta.
Las mujeres, por cierto también son parte de los grupos de riesgo. Si bien, desde antes existe una alta prevalencia de depresión en mujeres en Chile, en una proporción de cinco mujeres cada un hombre, según indicó Krause, “la pandemia ha implicado una triple carga. Mujeres insertas laboralmente en forma externa al hogar, mujeres con la carga dentro del hogar, mujeres a cargo de sus hijos y muchas veces de adultos mayores. Esto no sería así si tuviésemos un poco más de equidad en los roles de género (…) y también tenemos situaciones que han sido denunciadas durante la pandemia de un aumento de la violencia contra las mujeres”, comentó.
Otro grupo son los pobres, ya que, como señaló Krause, sus condiciones adversas, problemas económicos y cesantía se han visto incrementados con la pandemia, así como “las dificultades para cumplir con ciertas medidas de protección, trabajos informales que los obligan a salir y por tanto a estar más expuestos al virus”. Aun así, indica la experta, hay que tener presente que el trabajo es un factor de protección de la salud mental, y que las ayudas del Estado tienen impacto. “Hay una baja en la sintomatología de las quienes calificaron su situación como pésima y coincide temporalmente con que ellos comenzaron a recibir ayuda del estado. Así que ojo, porque las ayudas pueden tener un impacto bastante rápido en la salud mental”, señaló.
Migrantes son el otro grupo que debemos considerar según la experta, un grupo social altamente vulnerable y cercano a los 1,5 millones de personas, que “están en una situación aumentada de incertidumbre, muchos de ellos viven en situaciones de hacinamiento, han perdido sus empleos, muchos informales y están en situación de pobreza (…) Según el estudio realizado por la Universidad del Desarrollo, el 90% se ha sentido angustiado o preocupado y tres cuartas partes tristes o deprimidos, durante la pandemia”.
Un último grupo son las personas con trastornos psiquiátricos, quienes “son mucho más vulnerables al estrés de la amenaza externa y confinamiento, al quiebre de las rutinas. Muchos han sufrido interrupción de sus tratamientos, estigmatización por parte de los demás, y un cierto rechazo social lamentablemente”.
Finalmente, nuestra decana enfatizó que “sabemos en Chile, porque los estudios son absolutamente rotundos, que son las condiciones de vida las responsables de las condiciones de salud mental de mayor prevalencia y como condiciones de vida por supuesto incluyo lo económico, pero va mucho más allá de eso. Tiene que ver con comunidad, con sentido de vida, con valoración. Tenemos que generar en Chile, y ojalá la pandemia nos ayude a eso, un cierto cambio cultural en términos de que todos los ciudadanos puedan sentirse incluidos, y que la preocupación por ese bienestar psicológico de esos ciudadanos este en primera línea. La salud mental es un derecho”.
Puedes revisar el video completo del encuentro “Pandemia y Salud Mental” de ICARE en https://www.icare.cl/contenido-digital/revive-pandemia-salud-mental/
Texto: Gina Norambuena, Comunicaciones Escuela de Psicología UC.