Tras casi dos años de encierros y restricciones, las investigadoras de nuestra Escuela, Chamarrita Farkas, Katherine Strasser y Pía Santelices, analizaron el efecto de esta emergencia sanitaria en la salud mental de niños y niñas.
Rabia, gritos que se elevan a un chillido, patadas, brazos revoloteando: la “edad de la pataleta” ocurre cuando los infantes están entre los tres a cinco años de edad, cuando aún no existen herramientas para regular emociones y sus padres y madres deben ayudarles en esa contención. Una tarea que desde la llegada del Covid-19 se hizo mucho más difícil, según el nuevo estudio de nuestra Escuela de Psicología UC sobre “Factores protectores y de riesgo para la salud mental de los niños en edad preescolar chilenos durante la pandemia”.
Como parte de un proyecto Fondecyt liderado por la académica Chamarrita Farkas, con las investigadoras Katherine Strasser y Pía Santelices, la meta de este estudio infantil fue evaluar qué tanta sintomatología de problemas de salud mental sintieron en estos meses y cómo el desarrollo de la mentalización puede ser una buena herramienta en esta etapa de la vida. Para eso, la muestra incluyó a 140 infantes y sus familias.
El grupo de menores fue de tres y cuatro años de edad, cumpliendo algunos cinco años en los meses de investigación, con datos recopilados entre marzo y noviembre de 2020, a través de cuestionarios en línea, con una metodología cuantitativa, longitudinal, y un diseño transversal, descriptivo, comparativo, correlacional y predictivo.
“Habían estudios recientes sobre sintomatología en la infancia, pero lo que no había eran datos de niños en esta edad, de tres y cuatro años, y llegando hasta los cinco durante el proceso. Y esta es una etapa de la vida muy compleja, porque a los tres años entran en el mundo preescolar y tienen muchos desafíos. Por eso se le llama la edad de las pataletas, ya que en este rango es cuando tienen más dificultad de autorregulación de sus emociones y requieren mucho acompañamiento por parte de adultos”, dice Pía Santelices, académica de la Escuela de Psicología UC.
Esa “edad de las pataletas” -que ya es difícil- estuvo aún más al límite debido a la pandemia. En esta etapa los niños y niñas empiezan a sentir emociones que los invaden y no tienen todavía las herramientas para autorregularse, por eso necesitan tanto de los adultos para ir poniendo en palabras lo que sienten, y que de a poco vayan desarrollando sus propias estrategias de autorregulación.
“En el caso de la pandemia, los padres, también, estaban muy estresados, con una sobrecarga tremenda de lidiar con presiones del hogar, el teletrabajo y la crianza, y añadiendo que los niños y niñas no estaban yendo al jardín, entonces brindarles ese apoyo emocional era aún más difícil”, dice Pía Santelices.
Cuentos para crecer
A través de esta investigación, las académicas encontraron que al consultar sobre síntomas específicos como problemas para dormir, para comer, para controlar la ira, la pandemia estaba afectándoles fuertemente. Si en septiembre de 2019 ninguno de los 24 síntomas consultados alcanzaba una frecuencia igual o superior al 10% en infantes, para marzo de 2020, seis de estos síntomas alcanzaron una frecuencia superior al 10%, siendo el más frecuente el "llanto excesivo o rabietas" (21,4% de los niños), "dificultades para dormir" (13,6%), "actitud desafiante hacia los padres y otros adultos”(13,6%), y “dificultad para concentrarse en las actividades” (12,1%).
Esta consulta se realizó en tres momentos distintos de la pandemia, y en la evaluación final, 16 de los 24 síntomas alcanzaron una frecuencia mayor al 10%, ocho se ubicaron por encima del 20% y cuatro por encima del 30%. Los más frecuentes fueron "actitud desafiante hacia los padres y otros adultos”(50,0%),“llanto excesivo o rabietas ”(42,9%), “Dificultades para dormir” (39,3%) y “peleas con hermana/o” (34,3%).
“Ahí nos dimos cuenta que la sintomatología estaba muy alta, tenían problemas de todo tipo emocionalmente, de adaptación al cambio de la rutina, ansiedad, sintomatología depresiva, dificultades para dormir. Nos preocupaba ver cifras tan altas: si uno ve el promedio de los niños ellos tenían seis o 10 de estos síntomas”, dice Pía Santelices.
Como el estudio también evaluaba qué factores podían ayudar a calmar esta situación, las académicas encontraron que una de las herramientas más efectivas era la cantidad de tiempo en que padres o madres realizaban lecturas de cuentos con sus hijas e hijos.
“Era un hallazgo que no esperábamos que fuera tan relevante, esto del lenguaje mentalizante a través de cuentos infantiles. El otro factor relevante era la percepción de los padres con respecto a la crisis del Covid-19: mientras mejor era esa percepción en términos de optimismo y resiliencia, eso también se reflejó en una mejor salud mental de sus niños o niñas”, dice Pía Santelices.
Por lo mismo, tras esta investigación, este mismo equipo de académicas trabajó en la elaboración de 12 cuentos infantiles, los cuales fueron editados por Catalonia y tendrán su lanzamiento oficial este 9 de septiembre, a las 17 horas.
“Hicimos doce cuentos que no son de pandemia, pero vienen a aportar a este proceso. Van a estar en librerías, con unas ilustraciones muy lindas. Son cuentas que escribimos nosotras en base a esta investigación, por lo que contienen un lenguaje mentalizante, con palabras especialmente elegidas para que les permitan abrir un espacio más emocional y elaborar sobre sus sensaciones”, explica Pía Santelices.
Para más información sobre el lanzamiento del libro de cuentos, ver aquí.
Información periodística: Ana Callejas, periodista, Dirección de Comunicaciones.