La llegada del Covid-19 ha planteado enormes desafíos a nuestros académicos y académicas, quienes se han visto en la obligación de reinventar sus metodologías de enseñanza para que sus estudiantes no vean afectados sus procesos de aprendizaje. En conversación con el Centro de Desarrollo Docente de la UC (CDDoc), las profesoras Gloria Jiménez Moya y Marianne Daher compartieron su experiencia y las estrategias que les han permitido enfrentar este difícil período.
Una reinvención constante de los procesos de enseñanza es la que han debido desarrollar nuestros académicos y académicas en medio de la pandemia del Covid 19. Un desafío que han enfrentado con el apoyo de tecnologías y estrategias que les han permitido adaptar sus clases a este nuevo escenario. Sin duda, una experiencia compleja, pero que también ha tenido resultados positivos que, en conversación con el Centro de Desarrollo Docente de la UC (CDDoc), las profesoras Gloria Jiménez Moya y Marianne Daher quisieron compartir.
Es que independiente de que las circunstancias no son las ideales, y que la enseñanza hoy se encuentra mediada por una pantalla de computador, igualmente se ha logrado establecer una cercanía con las y los estudiantes. Así lo señala la académica del curso de Psicología Social, dictado en segundo año de la carrera, Gloria Jiménez Moya. “He percibido una cercanía, en cierta medida, paradójica. Porque a priori se podría pensar que lo virtual genera distancia”.
Una conexión que ha sido posible gracias a la estrategia de contextualizar el aprendizaje. Idea que busca aplicar, de una forma explícita, todos los conocimientos y teorías. “El objetivo es que puedan apreciar lo que acabamos de explicar en clases en situaciones del mundo cotidiano. Que lo que leen en el libro, que puede parecer general y abstracto, lo puedan ver en la vida real. Para ello busco ejemplos de cosas que están pasando actualmente, como noticias, anuncios, comerciales. Distintas situaciones en las que es posible aplicar ese concepto de manera clara”.
Para Tomás Pezzani, estudiante del curso, el principal impacto de esta estrategia es que forma futuros profesionales más conscientes con su entorno. “Muchas veces ese distanciamiento de la teoría con la realidad hace que no estemos tan preparados y preparadas para lo que podemos enfrentar a futuro”. Opinión que comparte su compañera Bernardita Chubretovic, afirmando que las clases, “no solo se quedan en el saber, sino que van a la práctica. A lo que está pasando (…) Saber, por ejemplo, el efecto que puede tener el poder del machismo en las mujeres y cómo se puede cambiar”.
Asimismo, la pandemia también ha permitido innovar en términos de las evaluaciones. De acuerdo a Colomba Egeneau, ayudante de Psicología Social, durante este período se ha buscado realizar pruebas que sean de más análisis y comprensión. “Pruebas en que se pueden apoyar en los textos y en las clases que han tenido, pero que requieren de un mayor pensamiento crítico. De aplicar los conceptos que les estamos pasando en clases. Eso lo destaco muchísimo, porque se nota que manejan bien los conceptos”.
Una estrategia que también les ha permitido sobrepasar la barrera virtual, consiguiendo que las y los estudiantes consigan aprendizajes profundos y significativos para sí mismos. “Creo que contextualizar entrega múltiples beneficios, no solo en lo académico, también en lo personal, ya que promueve que al sentirse más cercanos y cercanas al concepto que estamos trabajando, se hace más accesible para ellos, son más participativos y se sienten mucho más cómodos al hablar”.
Aprendizaje y Servicio en tiempos de Covid-19
Aplicar conocimientos en contextos reales, mediante servicios entregados a socios comunitarios con necesidades genuinas, es lo que busca la metodología de enseñanza de los cursos de Aprendizaje y Servicio A+S de nuestra Universidad. Propuesta que ha permitido potenciar la formación de las y los estudiantes, aportando soluciones a problemáticas sociales reales.
Ubicada a no más de 10 minutos del Campus San Joaquín, la población La Legua es, sin duda, un territorio que presenta múltiples necesidades y condiciones de vida complejas. Y es allí donde se ha enfocado el trabajo del Curso de Iniciación Profesional a la Psicología Comunitaria a cargo de la profesora Marianne Daher. Utilizando la estrategia A+S, llevan tres años trabajando en este espacio. Todo en el marco de “Colaborar”, proyecto de responsabilidad social universitaria que vincula a la Facultad de Ciencias Sociales, haciéndose corresponsable de las necesidades del territorio y aportando soluciones desde sus distintas disciplinas. Desafío que ha resultado aún más complejo en las condiciones sanitarias que se encuentra el país.
Así lo expresa Camila Cordeau, una de las estudiantes del curso, quien cuenta que se tuvo que catastrar a organizaciones territoriales comunitarias dentro de la Legua de forma online. “Eso no implicó menos trabajo, sino que al contrario… tuvimos que desarrollar otras herramientas para contactarnos y vincularnos”.
Distintos retos que ha presentado este período, que las y los estudiantes han logrado sortear con éxito. “En mi experiencia, utilizando esta metodología, lo que más me ha sorprendido es la capacidad que han tenido para desarrollar trabajos de excelente calidad. Han sido capaces de aportar en un contexto que, más que nunca, exige de capacidad de innovación, flexibilidad y atención al medio que los rodea”, dice Marianne Daher.
De acuerdo a la académica, este tipo de metodologías tiene beneficios tanto para el aprendizaje como para el servicio. “Permite tener aprendizajes significativos, porque genera compromiso en las y los estudiantes. Además permite una vinculación directa, ofreciendo un servicio cercano, pertinente y respetuoso, considerando los requerimientos de los socios comunitarios y de las comunidades destinatarias”.
Una oportunidad para ayudar a mejorar las condiciones de vida de familias más vulnerables que obliga a los alumnos a poner a prueba sus conocimientos. “Creo que uno de los principales aportes que vimos como equipo de trabajo en el aprendizaje y servicio fue ver en la práctica los conceptos teóricos que estábamos aprendiendo en el curso. Ver cómo una organización social específica funcionaba con su comunidad. Ver la aplicación de conceptos como la participación, la autogestión o el apoyo social en la comunidad”, dice la estudiante Sofía Pavanati.
Texto: Andrea Fuentes Uribe, Periodista Subdirección de Extensión y Comunicaciones EPUC
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